En Castel Gandolfo, la procesión de barcas en honor de la Virgen del Lago

En Castel Gandolfo, la procesión de barcas en honor de la Virgen del Lago

Numerosas embarcaciones iluminadas con centenares de velas y adornadas con una multitud de flores surcaron, en la tarde del sábado 30 de agosto, las aguas del lago de Castel Gandolfo (Albano). Fue la sugestiva escena de la procesión nocturna en honor de la Virgen, que desde 1954 congrega a tantos fieles.

Durante la procesión, la imagen mariana fue llevada en barca, escoltada por un cortejo de embarcaciones y acompañada por cantos y oraciones. Algunos fieles decidieron seguir el rito nadando; otros lo hicieron desde la carretera junto al lago, acompañados por la fanfarria.

Poco antes, las novicias de las Hijas de María Auxiliadora habían dirigido el rezo del Rosario en la iglesia de la Virgen del Lago, y el párroco de la Parroquia Pontificia de San Tommaso da Villanova de Castel Gandolfo, don Tadeusz Rozmus, había celebrado la Santa Misa.

La mañana del domingo 31 de agosto tuvo lugar la concentración de motociclistas de los Castillos Romanos, que partió desde la iglesia situada a orillas del lago. La iniciativa unió a los apasionados de las dos ruedas en un momento de recogimiento espiritual. Durante la homilía, el obispo de Albano, monseñor Vincenzo Viva, ofreció una imagen particularmente significativa al comparar las imperfecciones de las motocicletas con los signos de las fragilidades humanas:

«Mirad bien vuestras motos, sobre todo las que tienen algunos años, y descubriréis que también ellas llevan cicatrices. Cicatrices en la carrocería, un golpe en el depósito, algún arañazo… En definitiva, ¿qué son estos arañazos y abolladuras? Son el relato de nuestra fragilidad humana. Nuestras caídas. Las imperfecciones que tenemos como personas y como familias. Nuestras pequeñeces, a veces incluso nuestras mezquindades. Pero estas abolladuras hablan también de nuestra capacidad de levantarnos y volver a empezar, siempre, una y otra vez».

Tras la celebración eucarística, los motoristas desfilaron por las orillas del lago y concluyeron el cortejo con la ofrenda de flores en honor de la Virgen María.

Así concluyó el acontecimiento en honor de la Virgen del Lago, que animó Castel Gandolfo durante dos jornadas intensas de espiritualidad y tradición. Organizada por la Parroquia Pontificia de San Tommaso da Villanova, en colaboración con la Pro Loco, con el apoyo de la Asociación Lungolago y el respaldo de la administración municipal, la manifestación congregó a fieles, ciudadanos, visitantes y representantes civiles, religiosos y militares.

Esta tradición, nacida en 1954 por iniciativa del párroco don Dino Sella con motivo del Año Mariano proclamado por Pío XII, hunde sus raíces en la devoción popular. La iglesia dedicada a la Virgen del Lago, consagrada el 15 de agosto de 1977 por iniciativa de Pablo VI, es hoy uno de los lugares espirituales más emblemáticos de la zona.